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En ocasiones veo caras

Publicado por Trablete a las 20:04 en ,
Pues eso, lo confieso. En ocasiones veo caras donde no las hay. Pero bueno, no estoy loco, al menos por esto. Lo llaman pareidolia, y se refiere a interpretar algo, generalmente visual, como una figura reconocible. En este caso, hablo de ver caras donde sólo hay objetos. Algún día hablaré sobre lo que oigo en algunas canciones.

Una gran fuente de parecidos está en los alimentos. Un día estaba haciendo la comida, corté una cebolla, y en lugar de círculos concéntricos, encontré esto:


En la otra mitad también había gente, claro. A veces cuesta un poco más ver el lado humano de las verduras, como en esta papa con cresta. No tiene cara de muchos amigos:


Más caras de pocos amigos: voy a hacer un arroz, y pelo un ajo doble. No sospeché nada, sólo que me había ahorrado pelar un lado y, cuando los saco de la sartén, me encuentro a estos macarras:


No todo son alimentos enfadados. Algunas galletas tienen la vana esperanza de que no se las coman, como ésta:


Mal mirada, es un poco galleta zombie, con todas esas grietas y la cosa blanca de su mejilla izquierda.

Bueno, basta de alimentos. En la casa de Tenerife, en la entrada del baño, estuvo durante bastante tiempo esta piedrita que me recordaba a un cráneo sonriente. Bueno, es un decir. Todos los cráneos sonríen de una u otra manera, pero éste tenía una sonrisa más humana viva:


Una vez dentro del baño, desde el retrete alcanzaba a ver esta otra cara de ojos hundidos. He de decir que es la culpable de que me animara a hacer esta entrada. Está un poco azorada por tanto protagonismo. Más bien por lo que le tocaba ver:


En la casa anterior a ésta, había en el baño unos azulejos con un diseño de grandes gotas, todos distintos. Pues bien, cada vez que me duchaba, veía la cara de Pedro Guerra en uno de ellos. Era como la portada del Golosinas, pero mirando hacia el otro lado:


Así queda mejor explicado que soltar "Yo cada vez que me ducho veo a Pedro Guerra" cuando viene de visita un colega psicólogo de tu mujer. Como mi mujer es una santa, cuando ve cosas, también las saca para mí. En este caso, un dispensador de papel en un baño. ¡Cuidado con la mano!:


Bueno, basta de hablar de baños. En ocasiones, sólo hace falta tres agujeros para ver una cara a través de ellos. En un poste corroído, por ejemplo:


O en un simple enchufe:


En los tiempos universitarios, estaba en el cuarto de un amigo, y me di cuenta de que su gorro colgado de un perchero parecía una cara. Como en aquellos tiempos no tenía cámara, y quería tener un recuerdo de ello, le tomé un apunte:


No hace falta salir de casa para encontrar caras. ¡Caras, caras everywhere! En la tetera:


O en un cinturón enrollado dejado en la mesa de cualquier forma:


En mi cabeza, las cosas suelen ser mejor que en la realidad. Así que, a veces sólo hace falta un poco de ayuda para terminar lo que empezó ahí adentro. Por ejemplo, dos piedritas en un resto de nieve por la zona del Teide para el pez que claramente estaba ahí:


Unos puntos a rotulador para este envase de huevo Kinder:



O unas gafas para esta grapadora:


Me recuerda a la grúa oxidada de Cars. Debe ser por los "dientes".

Y para finalizar, esta piedrita alegre. Se encuentra en el sendero de La Casa del Agua, en La Orotava:


Mi Propio Pastito Interior