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Alfabeto Griego Maligno: Kappa

Publicado por Trablete a las 11:31 en , ,
Con la Kappa maligna comienza una pequeña serie de letras malignas que, para justificar su forma, recurren al uso de armas. Las armas son como la sangre o los perros: funcionan bien como recurso estético. Y si haces uso de las armas, se supone la tenencia de extremidades prensiles, generalmente brazos.

Sin más preámbulos, con ustedes, la Kappa maligna:

Sal ya, que te toca...


Lo que en principio era el tupé, terminó siendo una especie de turbante, con el que darle cierto aire de integrista islámica. También tiene cierta mirada psicótica. Es normal, es maligna, y se hace dibujar junto a un arma. No puedes posar junto a un arma y tener cara de mandar reenviados de conejitos.

Hace poco pensé "qué gracioso, la Kappa maligna con algo que podría ser un Kalashnikov", pero no caí en la trampa. Volví a mirar el dibujo, y no se parecía. Ya había tenido en el pasado una experiencia parecida:

Tendría unos diez años y, en clase, nos mandaron hacer un trabajo sobre los animales. Me curré un trabajo espléndido, manuscrito, con dibujos a mano de ejemplares representativos. Y para rematar, me puse a poner al pie de cada dibujo su nombre común y científico. Cuando llego a los peces, me encuentro con que no había acudido a una especie concreta, sino que había dibujado un pez genérico (todo el mundo sabe dibujar un pez con cierto éxito), y ya me ven rebuscando entre mis fichas de animales un pez que se pareciese un poco a lo que había dibujado. Y bueno, el representante de los peces se convirtió en la Bermejuela centroeuropea que, para que no se notase lo que había ocurrido, lo dejé en Bermejuela, como si la conociese de toda la vida.  

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Pirograbados: mis obras completas

Publicado por Trablete a las 19:18 en , ,
Hará cosa de un año, me cayó por reyes un pirograbador. Es un aparatejo que sirve para dibujar sobre la madera, quemando allá por donde pasa (igualito que una horda de bárbaros, pero según tus órdenes). No fue un regalo; lo vimos en una juguetería y el precio nos pareció una ganga, comparado con lo que cuesta uno de verdad:


Con este adminículo, te pirograbaré.

Llegamos a casa de las vacaciones de navidad. Sacamos la caja, tiramos los envoltorios y, acto seguido, me puse a buscar una superficie apta para probar el juguetito. Y el ganador fue un posavasos de madera de los que me había hecho mi hermano a sierra mecánica:

Motivo chorra para ver cómo iba el aparato.

No era la primera vez que pirogrababa. En el colegio, a los ocho años, una de las manualidades fue, aparte de troquelar cuero, hacer macramé o raspar la parte trasera de un espejo, la de hacer pirograbado. Y aparecí por casa con un cuadro de Pierrot sentado sobre una luna. Hoy me da que pensar, entre otras cosas, que:

  1. quizá el dibujo era el menos malo de los disponibles para la tarea
  2. en la clase había una pasta en concepto de pirograbadores
Después de la prueba inicial, se quedó arrimado alguna semana, hasta que llegó el estímulo necesario para arrancar en serio, y ver lo que se podía hacer con esto. Había por casa una caja de galletas que me había regalado entre otras cosas, una amiga en concepto de ayuda informática:

Gracias, Galletas Birba.

Así que cogí la tapa de madera de un Mikado que teníamos por casa, y exploré las capacidades del aparatejo:

Esto marcha.

Hay un límite para el grosor mínino que puedes lograr y, con cuidado, puedes hasta currarte distintas tonalidades de marrón. Al final queda algo bastante resultón. Que quede claro: a poco que sepas dibujar,esto no hace más que realzar tu trabajo. Es como haberte puesto un plug-in.

Con esto del pirograbado en las manos, tuve un época de producción de regalos económicos:


Esto es una vista de la iglesia de La Concepción, en San Cristóbal de La Laguna (ver). Esta vez hice sombras.

Lo siguiente que hice fue otra caja, esta vez con diseño celta, y con los consejos de mi mujer, que se le da bien diseñar estas cosas:



Me curré que el encuentro de las cadenetas coincidiera perfectamente en las esquinas. Esto es posible gracias a una planificación previa. Se dibuja a lápiz y luego, a quemar se ha dicho. Qué creían, ¿que hacía los dibujos como El Coyote cuando pintaba de un solo brochazo un túnel en una pared?
La caja se terminaba con unas piedras sobre ellas (la caja era para guardar precisamente piedras), y éste fue el resultado:


La tercera cosa que pirograbé fue otra caja, esta vez para guardar los dados de rol de nuestro informático particular. Se puede regalar una caja a un tío (hetero) y quedar bien:


En este caso, fue imposible hacer el interior a lápiz con todos los detalles. Fui valiente, e hice los recovecos y agujeros in situ:


Quien juegue a Warhammer sabrá reconocer el símbolo y, quien no, verá algo pseudoespantoso, a lo H. R. Giger, con cierto grado de tripofobia.

Volvamos al pasado. De pequeño, mi padre me enseñó a hacer un silbato con una pipa de albaricoque. Se raspa un lateral hasta lograr un agujero. Lo raspaba contra el muro de la azotea, caminando a su lado y, en un par de idas y venidas, lo tenía listo. Es mucho menos cansado que rasparlo contra algo, a fuerza de brazo. Se saca la semilla con un clavo o similar, y ya tienes un pito capaz de hacer pitar los oídos.

En un pasado mucho más cercano, me encuentro en casa con albaricoques, y, como hay cosas que no se pagan con dinero, hice un pito de éstos, y lo decoré para el hijo de una amiga:


Poco después, viajó hacia la península otro pito de éstos con onomatopeya incluida (por el otro lado puse "to"):


Y finalmente, llegamos a lo último que he hecho, anoche para ser exactos. Esto es para consumo propio, para que mi mujer guarde sus piedras. De nuevo ha sido ella la que ha elegido el diseño:


En un momento dado, ya pirograbando, me comentó que le olía a salchichas. (esto habla por sí solo del tipo de salchichas que se compran en casa). Para hacer esta caja, tuve la idea de calcar de alguna manera el dibujo, y menos mal. Que estas cosas queden regulares es un poco complicado.


 Y quien piense que ya puedo empezar a enriquecerme vendiendo cajas, está equivocado. Para esta última, se me ocurrió contar el tiempo que tardé en ejecutar la caja, sin contar la búsqueda y retocado del dibujo o la planificación previa, que fue bastante. Fueron dos horas de lápiz y tres de quemado, así que todo esto queda relegado al amor al arte.

Mi Propio Pastito Interior