Hace un tiempo que me he puesto con el asunto de las acuarelas, así como en serio. Como en broma, ha sido en alguna que otra ocasión en la que he pintado con témperas, porque me encontraba más cómodo con la pintura muy diluida. Entre aquello y las acuarelas no había mucha diferencia.

Unas navidades, se nos ocurrió que podríamos resolver algunos regalos de navidad regalando unas acuarelas a mi madre y a los padres de mi suegra. En el primer caso lo tenía claro, su flor favorita era el clavel. Clic, clic, clic, foto de clavel, imprimir, esbozar, y a pintar:

En el segundo caso, se me ocurrió un cuadrito a partir de una foto que había hecho de una casa que tienen en el campo. Quedó más o menos bien; refleja lo que había bastante bien, pero no me quedé muy contento. Quizá me pasé aguando. Lo importante es que empecé a cogerle el tranquillo, y que gustó a los abuelos, claro.

Mi mujer, viendo que esto prometía, me regaló para reyes del año pasado un calendario en blanco para decorar como uno quisiese. Había un concurso y, si lo ganabas (obsérvese el condicional), te regalaban una cámara fotográfica Lomo. Me pareció una ocasión estupenda para coger mano con esto de las acuarelas, así que me propuse coger fotos de años anteriores del mes que tocaba, y a pintar. Allá van algunos:

Con Enero, se nota que aún no estaba del todo seguro. En ocasiones, te esmeras en hacer detallitos, y luego el conjunto no es la suma de las partes, vamos, que no queda tan bien como esperabas. Dejé mucho blanco, porque así parecía un paisaje invernal:

Luego, fui dándome cuenta de que quedaba bien hacer manchas, y luego perfilar. Para Marzo elegí una foto de un lagarto tomando el sol en el barranco de Afur:

Rosas a punto de abrirse a la entrada de casa. El cuadro mejoró mucho perfilando los nervios de las hojas de parra. La teoría es que debía hacer las hojas como las de la izquierda, pero había que pensar demasiado dónde dejar las zonas de color claro. En ese caso estaba bastante claro por dónde hacerlo, pero en las otras no tanto:

Racimo de uvas verdes:

Espiga de trigo chupando cámara cuadro. Photobombing vegetal:

Racimo de uvas maduras:

Y Septiembre, que no quedó mal:

Cuando termino de pintar, suele sobrar pintura. Aquí pueden pasar dos cosas: Que se quede por ahí, y que se seque, tal que así:

O que me dé un poco de pena, y termine pintando en cualquier lado, como por ejemplo en la parte trasera de una bandeja de cartón de pastelería:






Lo último que he hecho ha sido para echarnos las risas con un colega que es una mezcla de Batman (no Bruce Wayne, para eso hace falta ser millonario) y Vimes, de la Guardia de Ankh-Morpork.
Un día, relatando a unos colegas alguna de sus hazañas, me vino a la cabeza una mezcla de la BatSeñal y la inicial de su nick. Como en ese momento estaba fregando los platos, lo dibujé con el dedo mojado sobre la encimera. Viendo que prometía, me sequé las manos, y lo hice a lápiz:

Posteriormente, queríamos hacerle un regalo, y como él es de Bilbao, compusimos entre mi mujer y yo una vista de la ría en la que integrarla:

Por ahora, la manera que me resulta más cómoda es pintar usando una foto, tranquilito en casa. Tengo una idea clara acerca de mí cuando me jubile, y es la de yo pintando acuarelas en un parque. Ya veremos en qué termina todo esto. 

No soy de grabar vídeos. De hecho, ésta es la primera entrada que etiqueto como tal. Estoy de acuerdo con aquella frase de que una imagen vale más que mil palabras, y un vídeo más que mil imágenes, pero sigo prefiriendo las fotos. Tiene que haber mucha pérdida de información y ser el movimiento muy relevante para que yo me anime a hacer un vídeo.

Básicamente, de lo que suelo hacer vídeos, es lo siguiente:

• Animales
• Cosas con movimiento extraño
• Cosas que hago que hablen

Como no me gusta hacer vídeos, los reduzco al mínimo de tiempo posible. En esta entrada, la suma total de tiempo de todos los vídeos no supera el minuto. Lo bueno, si breve, dos veces bueno. ¿A quién se le ocurrió semejante chorrada? ¿Y lo breve, si bueno, dos veces breve? ¿Y por qué dos veces? Bueno, a lo que vamos:

Estuve haciendo fotos de un milpies, y me encantó la manera en que sus patitas "ondeaban" como consecuencia de su avance:

No recuerdo qué circunstancia llevó a que grabase el siguiente vídeo, pero está claro que hubo mutilación de por medio. Recuerdo que de pequeño, al ver que esto ocurría, la costumbre general de los niños era cubrirlo con la mano porque "hacía regañizas (burlas) a Dios". Cosas del campo.

Delante de mi antigua casa tenía vistas a un terreno de cultivo que su dueño araba con bueyes. Esto era terreno abonado para los comentarios tipo "nos hemos mudado al siglo XIX", y para fotos como esta:

O ésta, en la que puse todo el zoom digital que podía para que diese más aspecto de foto antigua

Y como la cámara venía con un modo "película muda", que le venía muy adecuado a toda esta historia, hice una toma:

Cuando una imagen no es suficiente para plasmar lo que quieres, hay que grabar un vídeo. De eso tratan los siguientes vídeos:

El fondo de las piscinas naturales de Mesa del Mar, en Tenerife, deformado por el movimiento del agua. ¡Efectos especiales en la vida real!™

En la sala de butacas de un barco camino a La Gomera, había un gran espejo en la parte trasera. Con el avance del barco, se veía un efecto curioso. Hice fotos, pero en vídeo quedaba mejor:

De un tiempo a esta parte, me estoy leyendo novela tras novela de Lovecraft. Por otra parte, la otra noche cené pizza. Qué, ¿ya le ven la relación?. No, no salió una criatura reptante del horno... sólo lo parecía. También me recordó a los efectos especiales de películas de Serie B:

Me ocurre también con las fotos. En ocasiones, no haces una toma de algo, sino que te lo preparas, y disparas, como en la mayoría de las fotos de la galería de humor de mi cuenta de DeviantArt. De eso tratan los siguientes vídeos.

Todo empezó una vez en que estaba cortando fresas. Les cortaba las hojas, las ponía en vertical, y las cortaba en dos. Me parecía como si les estuviese haciendo una boquita a la fresa, y se me ocurrió hacer lo siguiente:

Se lo enseñé a mi mujer, y acto seguido, lo publicó en el FaceBook. Fue un éxito. Nos contó una de sus amigas que se lo descargó y se puso un acceso directo en el escritorio y todo.

Hasta aquí asumo mi culpa. A partir de aquí, soy animado a hacer este tipo de cosas. Una mañana, me iba a comer una madalena, y venía con una grieta en su parte superior. Parecía una boca. Se la enseño a mi mujer. Graba un vídeo, por favor:

El último caso de comida parlante apareció en una barra de pan. Hacía tiempo que no hacía mi risa maligna, y le vino al pelo: