¡Cielos! ¡El suelo!

Después de dar la brasa con el cielo, toca mirar por donde uno pisa. Si bien la gente suele hacer fotos de puestas de sol, nubes parecidas a cosas o eclipses de luna, el suelo no tiene la atención que se merece. Me gusta hacer fotos del suelo, con la cámara en posición vertical descendente, como las cargas de los pilares la mayoría de los pilares.

Suelo del Jardín Botánico de Gran Canaria. A la derecha hay una flor, y a la izquierda, un poco de barro. No era mi intención, pero como soy un descuidado, acaban apareciendo elementos no planeados en un principio. Pero bueno, barros y flores son algo muy común en un jardín. 

  

A propósito del barro, no suelo ver fotos de barro. Debe ser porque está asociado a la suciedad, y la suciedad es mala. O eso dicen. La belleza no siempre se encuentra en las cosas bonitas o prístinas. Este suelo es del Parque Nacional de Garajonay, en La Gomera:

Ese mismo día, poco tiempo después, llegábamos a una zona con mesas para comer y, al terminar, pasamos por delante de una ermita. El suelo estaba pavimentado con unas losetas que habían conocido tiempos mejores. Por eso me gustaron:

Estos adoquines son de Puerto de la Cruz, en Tenerife. Me choca llamarlos adoquines si no están gastadísimos, pero eso es lo que son:

De Puerto de la Cruz también es este pavimento. Es verde porque estaba iluminado por focos... verdes, mientras escuchaba un concierto. Por allí estaba, por supuesto, el perro que ha escuchado más conciertos de jazz que yo. Y está movida porque una pierna cruzada sobre la otra no es el mejor de los trípodes:

En los alrededores de mi casa, bordeando una finca privada, me encontré con una zona no muy transitada, a juzgar por la longitud de la hierba que allí había. Era como si la tierra se hubiese dejado el pelo largo, o como un mar revuelto de hierba. Era blando al tacto, pero no suave:

En los barcos que cogíamos en Canarias, en las zonas exteriores, ponían un pavimento drenante con un bonito diseño. Está para ponerse a contar triángulos, y no acabar nunca. Aquí saqué el lugar donde había una junta de dilatación: 

Una vez, por aquí, pasó un caballo:

Para quien no lo sepa, la diferencia entre fisuras y grietas es el lugar donde se encuentran. Si están en tu obra, son fisuras; si están en la de otro, son grietas XD. 

Delante de mi casa pasaba una carretera, y por la línea del arcén pasaba una grieta, bastante gorda. El hecho de que se mantuviese dentro de la línea me recordaba una gráfica, así que le hice esta foto: 

Cuando regaba las plantas en la terraza, el agua discurría por ella hasta los desagües. Al principio tenía que apartar los tambores para que no se mojasen, pero como si de la teoría de la evolución se tratase, cada vez los tenía que mover menos para evitar los pequeños riachuelos que se formaban. Un día, acababa de regar, y me gustó la manera en que se reflejaba la claridad de la ventana en el agua, y fui a por la cámara:

En casa de unos amigos hay una foto parecida a ésta que me encanta. Las hojas del bosque dan mucho juego. En este caso, se trata del bosque de Las Mercedes, en Tenerife:

En la normativa a seguir sobre asignación de cargas en edificios, se obliga a incluir una sobrecarga por nieve, aún en Santa Cruz. Mi profesor de Estructuras se quejaba de que era absurdo, que él era de la capital y no había visto nevar allí en su vida. Era bastante mayor, y bastante bueno. Sus opiniones se adelantaba a la normativa. Hay opiniones y Opiniones. Aún así, la actual sigue contemplando los 200 kg/m² para Tenerife.

Que nieve en Tenerife es todo un acontecimiento. Podríamos circunscribir esa frase a la zona de cumbre de Tenerife, y seguiría siendo válida. Cuando nieva en El Teide, la gente va a ver la nieve, y en una de esas ocasiones, me encontré con un trozo de hielo en el suelo que parecía la isla de Lanzarote:

Vaya contradicción, Lanzarote de hielo.