Cuando era pequeño, siempre hubo animales domésticos en casa. Hubo temporadas de gatos, llamados Garfield, y temporadas de perros, llamados Violeta. También hubo, casi siempre, pájaros. En mi época universitaria, viviendo en el Colegio Mayor, tuvimos gatos, llamados con nombres de estrellas, pero estos ya no eran míos. Dejamos de tener gatos en esa época porque llegaban las vacaciones, el Colegio Mayor cerraba y había que llevarse el animal a casa. En la mía no se podía porque vivía un perro asi de grande, de una raza tipificada como peligrosa, así que acababa en casa de mi suegra, a la cual siempre se le escapaban por negligencia o por astucia felina. Así que resolvimos no volver a tener gato hasta que pudiésemos permitirnos un cuidado anual. Actualmente, aunque el lugar donde vivo se presta a tener un gato, no podemos porque la casera no lo permite.
La difunta Ketama, mezcla de stafford inglés con presa canario. Perro faldero con los suyos, pero enemiga acérrima de los gatos.
Con la bonita historia que acabo de contarles quiero decir que, aunque los animales me gustan, no siento un gran deseo de tener un animal doméstico en casa. Quizá es porque tendría que preocuparme de ellos, que tienen la fea costumbre de tener aparato digestivo, haciendo uso de él en operaciones de entrada y salida. Y hay que ocuparse de los parámetros.
Cuando llego a una casa con animales domésticos, suelo interesarme por ellos, especialmente si son perros. Pregunto por sus nombres, los acaricio, etc. Es el escenario ideal; disfrutas de su compañía, pero no tienes que hacerte cargo de él. Es como tener un sobrino. Además, tengo empatía animal, especialmente con los perros. Caigo bien a los chuchos, y ellos me caen bien a mi.
Quizá todo esto haya hecho que me gusten los perros no solo como seres vivos, sino como concepto, como idea. Por eso no pierdo ocasión de fotografiarlos. Es debido a que soy consciente de que están ahí. Un ejemplo: En una ocasión en la que teníamos visita en casa, fuimos a ver el Teide. Por la noche, hablando por teléfono con nuestro informático particular, le cuento entre otras cosas, que habíamos visto un perro. En casa, casi se mean de la risa por lo que estaba contando por teléfono, que si el perro era pequeño, que si tenía el pelo de tal manera... y es que el perro me recordaba a uno de los que hubo por casa. Por eso me llamó la atención, y por eso se lo estaba contando.
Un perro correteando en la playa de Benijo.
Perro azotado por el viento. Pedí a la dueña si me dejaba sacarle una foto a su mascota. ¿Quién más se habrá acercado a preguntarle esto?
¿Cuántos perros ves?
Perro de caza la mar de digno.
Los pases de moda no solo se restringen a humanos.
Foto tipo él nunca lo haría. Días después, hablando con su dueño, averigüé que se llamaba Wally.
En general, siempre me hacen gracia las cosas relacionadas con perros, sin que haga falta que esté medio dormido, como
perros disfrazados, o artículos especiales para perros:
- Me encantó la descripción de las instalaciones para perros de la película Up!. Charles Muntz tenía un dirigible en el que viajaba con sus perros, con todo tipo de instalaciones y comodidades para ellos. Me encantó sobre todo el paseador automático de perros:
- Hace poco apareció un video de El Mago de Oz protagonizado por perros.
- En la película de Futurama El juego de Bender, el profesor Farnsworth experimenta con maquillaje para perros, obteniendo únicamente
un hatajo de furcias una pandilla de busconas.
- ¿Y qué decir del video ese del perro que está teniendo algún tipo de pesadilla? Ketama también tenía pesadillas; Se la oía lamentándose en sueños, pero nunca hasta el punto de Bizkit, el perro del video. ¿Cómo serán las pesadillas de perros? ¿Relacionadas con la retirada definitiva de comida? ¿Con que los reprenden injustamente? A saber.
Suelo
ladrar canciones, esto es, cantar la melodía en la que cada nota es un ladrido. Queda más o menos
así. Una vez dije "Cantar al modo perro está guay. Es divertido, no hace falta saberte la letra... por lo menos en humano, claro. A saber lo que estaré cantando en idioma perro..."
La mera inclusión del concepto de perro en una frase me hace reir, por ejemplo:
- Y si el espectáculo es aburrido, yo qué sé, pon perros trapecistas
- ¿Leche enriquecida con calcio proveniente de leche? ¿Y qué hacen después con toda la leche a la que le han quitado el calcio para ponérselo a la otra? ¿la tiran? ¿la venden como "leche especial sin calcio para perros"?
- Esa ve un perro en pantalones, y se enamora (ésta es de mi madre)
En el libro
La Siniestra Susie y otras historias para gente rara, una de las ilustraciones que más me gusta es la de Scottie, el perro narcoléptico, cuando sueña que es alto. Por cierto, este libro también cuenta la historia de Bean, el perro sin patas ni cola.
Hace poco se me ocurrió una manera de deshacerme de los vendedores por teléfono. Si después de decirle educadamente que no quieres nada, siguen insistiendo, se aplica el siguiente diálogo:
Y cuelgas. Me imagino la cara de estupefacción. Seguro que esta pregunta no está en el procedimiento.
En Santa Cruz de Tenerife existe una tienda que en su escaparate anuncia una línea de cosmética para perros, llamada
Oh my Dog!. Es un tanto desconcertante. Entre los artículos que ofrece en su página, está el spray para el aliento, colonias varias y regalos.
He aquí la prueba de que no estamos locos.
Cuando bañábamos a Ketama, finalizábamos su baño poniéndole una colonia que, en el recipiente, olía a limón, pero que en Ketama olía a perro. Supongo que estos perfumes serán efectivos.
Hace unos días solté esta lindeza, muy en consonancia con todo lo anterior:
El Mago de Oz con perros, qué buena idea... En realidad, podrías decir "loquesea" con perros, qué buena idea.
PD: La palabra perro aparece 38 veces en este post.